Los ácidos grasos omega-3 no son una novedad. Hace unos años, a los niños se les daba aceite de hígado de bacalao, del que los menos jóvenes recordarán su desagradable sabor. La utilidad de esta sustancia se reconoce desde hace mucho tiempo. Realmente, se sabe hace mucho que existen los denominados “esenciales” que, al igual que las vitaminas y algunos aminoácidos, no pueden ser fabricados por el organismo. Justamente por esto, algunos científicos llamaron a los ácidos grasos “vitamina F” , por ser la inicial de “fat” (grasa en inglés). Son ácidos grasos en cuya cadena existe un doble enlace en la posición 3 (omega-3) o en la posición 6 (omega-6).
Las razones por la que los omega -3 son “famosos” son las siguientes:
- La primera es que se conocen sus funciones a fondo:
– Facilitan la producción de eicosanoides «buenos».
– Penetran en la estructura de la membrana celular, con lo que se convierten en elásticas. Esto es necesario para que algunas células puedan pasar por zonas estrechas y llegar a ejercer su función.
- La segunda razón es que regulan los triglicéridos a nivel sanguíneo, el riego sanguíneo, la respuesta inmunitaria y antiinflamatoria o la agilidad mental.
- Otro motivo es que se ha visto que la cantidad que tiene que ser ingerida es superior a la que se creía hace tiempo. Se debería comer pescado varias veces por semana, de manera regular.
Innumerables beneficios
Es aconsejable consumir regularmente complementos alimenticios que tengan este componente, siendo la dosis recomendada de 2,5 gramos al día, siendo este aceite debidamente concentrado y destilado, para impedir los metales pesados y los pesticidas del ambiente. Así, las características ideales del aceite rico en omega-3 serán:
- Ausencia de contaminantes: algunos de estos son liposolubles, en particular los PCB, que se acumulan en la grasa de los peces. Gracias a la técnica de destilación molecular la presencia de PCB en los omega-3 no supera los límites permitidos.
- Oxidación mínima: los peróxidos son una “bomba de relojería” química, porque propagan un daño oxidativo en el aceite de pescado. Se reducen tanto los peróxidos que el aceite actual puede almacenarse sin temor a estos compuestos.
- Perfil de los ácidos grasos.
Para maxificar su eficacia presentan:
- EPA y DHA en una proporción de 2:1.
- El aceite tiene una concentración de omega-3 sin producir desagradables efectos secundarios en el aparato gastrointestinal.
- Todas estas características llevan a las siguientes conclusiones: el mejor aceite omega-3 es aquel que se obtiene mediante destilación molecular, proceso este con el que se consigue un aceite de pescado con las siguientes características:
– Pureza, ya que está libre de contaminantes que han ensuciado el mar.
– Concentración y eficacia, rico en EPA y DHA, y pobre en ácido araquidónico.
– Integridad, puesto que está protegido de la oxidación y conserva sus propiedades íntegras.
– Fácil digestión, porque contiene un bajo porcentaje de ácidos grasos saturados.
Para terminar recordar que la dosis ideal serían 2,5 gramos diarios, es decir, una cucharadita al día.
