Cómo cuidar una piel sensible

Cómo cuidar una piel sensible

La piel sensible es una tipología de piel, cuya característica principal es la hipersensibilidad.

Pero, ¿Cuál es la sintomatología específica de una piel sensible?

Por norma general una piel sensible se caracteriza por la aparición de picor, rojeces, tirantez, sequedad y sensación general de disconfort como reacción exagerada a la exposición de factores externos (frío, calor, cambios bruscos de temperatura, sol, contaminación), o internos (como son determinados alimentos o bien el estrés).
No obstante, no hay que confundir una piel sensible, con la irritabilidad que puede sufrir una piel normal frente a determinados agentes como quemaduras de sol, tratamientos cosméticos inadecuados o exposición a ambientes muy secos o a cambios de la piel secundarios debido a otras enfermedades.

Causas Piel sensible

En cuanto a las causas de la hipersensibilidad cutánea, éstas pueden ser múltiples, desde factores hereditarios (como una capa córnea deficiente y excesivamente permeable), a factores ambientales tales como los cambios bruscos de temperatura como ya hemos mencionado, o el uso de cremas muy agresivas. Del mismo modo, no podemos obviar a la hora de valorar la etiología de las pieles sensibles, los factores psicológicos, ya que el estrés o el estado anímico contribuyen sin lugar a duda a la aparición de la sintomatología de dicha tipología de piel.

La Doctora Natalia Ribé, recomienda los siguientes cuidados para mantener a raya una piel sensible y conseguir restablecer el equilibrio entre la humedad y los lípidos, y el pH fisiológico de la superficie de la piel:

  • Limpiar la piel de forma no agresiva con productos que respeten el equilibrio natural de la piel. Usar productos limpiadores suaves con agentes reengrasantes. Los ácidos grasos constituyentes de los agentes reengrasantes son similares a los lípidos naturales de la piel y forman una película lipídica protectora que mantiene el poder hidratante natural de la piel.
  • Utilizar cremas hidratantes hipoalergénicas (con agentes hidratantes y calmantes. Algunas además incluyen vitaminas y factores ansiedad). Y siempre bajo asesoramiento profesional.
  • Utilizar cremas específicas con protección solar alta durante todo el año.
  • Utilizar agua termal que se presenta en forma de pulverizador, dotada de propiedades calmantes y desensibilizantes.
  • Usar maquillajes diseñados especialmente para pieles sensibles.
  • Evitar los cambios de temperatura bruscos, ambientes muy secos, comidas muy picantes, o alcohol y tabaco, entre otros.
  • Realizar tratamientos de medicina estética especialmente indicados para pieles sensibles como los tratamientos calmantes y reequilibrantes del Institut Dra. Natalia Ribé.
  •  En el caso de querer realizarnos algún otro tipo de tratamiento (revitalizaciones, peelings, láseres, etc.) consultar siempre a un profesional experimentado que nos realice un diagnóstico individualizado a cada caso y nos oriente sobre el tratamiento más adecuado a nuestra tipología de piel.
  • Por último, mantener también bajo control nuestro equilibrio emocional, ya que aquello que la mente calla o no gestiona debidamente, reaparece siempre en forma de síntoma.

Dra. Natalia Ribé