La radiofrecuencia es una técnica que se ha puesto muy de moda últimamente. En el rostro su objetivo es cuidar que vuelva a producir colágeno como lo hacía cuando era más joven, ya que este elemento va disminuyendo considerablemente con la edad y, por tanto, la dermis pierde hidratación y brillo. En resumen, sirve para reafirmar, oxigenar y nutrir la piel.
Mediante este procedimiento se aumenta de manera artificial entre tres y cinco grados la temperatura interna del cuerpo en la zona en que se aplica, con lo que se reactivan las acciones fisiológicas del metabolismo celular y se induce una estimulación de los tejidos que genera una vasodilatación intensa, un incremento de la circulación sanguínea y linfática, además de estimular y oxigenar la respiración endocelular, facilitando la expulsión de radicales libres y produciendo un efecto antiálgico, una reducción de la contractura muscular y una reabsorción del edema.
En la Clínica Nutriestética se dispone de un equipo de radiofrecuencia regenerativa que aplica una tecnología para la elevación local de los grados corporales que tenga el tejido humano (diatermia o hipertermia profunda) mediante la circulación de corrientes de alta frecuencia a través del mismo.
Características del tratamiento
Los métodos con este equipo se basan en dos técnicas distintas y complementarias (capacitiva y resistiva) que potencian su acción biológica y los resultados terapéuticos.
Este sistema asegura resultados visibles desde la primera sesión y presenta dos características exclusivas: una tecnología de vanguardia y una gran potencia efectiva y, por lo tanto, una mayor eficacia.
Su utilización está indicada en tratamientos médico-estéticos faciales (flacidez, antiedad, líneas de expresión, ojeras…) y corporales (efecto reafirmante, senos, adiposidad localizada, estrías, celulitis, etc.), así como en tratamientos pre y postquirúrgicos, cicatrices, postparto, alteraciones de la pigmentación, etc. También es un gran aliado en técnicas contra el dolor, puesto que reduce la inflamación y la contractura y acelera la recuperación funcional.
No necesita anestésicos locales porque no es doloroso y el número de sesiones y su duración variará dependiendo del o de la paciente, de la zona a tratar y del problema para el que se aplique.
