EL ARTE DE ESCUCHAR

EL ARTE DE ESCUCHAR

2658A menudo somos el resultado de infinidad de decisiones tomadas a la largo de la vida y digo, a menudo, porque no siempre es así. Después de casi 30 años ejerciendo la medicina no olvido nunca a esas muy escasas personas que en su momento influyeron de una forma determinante en esas “decisiones” que hicieron de cada uno de nosotros lo que somos y me estoy refiriendo a nuestra faceta profesional como médicos.

Curiosamente de esos maestros que nos formaron no suelo recordar esta o aquella técnica que los diferencie. Recuerdo especialmente anécdotas, momentos. La técnica conformó nuestra pericia y seguridad en el desempeño de nuestra profesión y posiblemente las anécdotas y vivencias nuestro carácter, nuestra cercanía y como no, nuestros recuerdos.

Me viene a la memoria a menudo una lección que aunque con el tiempo se ha convertido en anécdota, nuca deja de estar presente en mi quehacer diario. Comentaba en una charla mi ilustre profesor que la experiencia y la seguridad en nuestro trabajo puede provocar errores de bulto, así me refería la ocasión en que una adinerada e influyente dama brasileña acudió a su consulta acompañada de su no menos influyente marido, en esos tiempos mi profesor aun no había adquirido la fama que sin duda merecía y que lo ha convertido en el padre de nuestra especialidad, motivo por el cual se sintió halagado por la confianza que el matrimonio le dispensaba y tras las consabidas fórmulas de cortesía y las preguntas de rigor para completar la historia clínica, mi profesor pregunto:

–         Y bien señora, ¿en qué puedo ayudarla?

A lo que la señora respondió muy expresivamente mostrándole los pechos al tiempo que decía

–          Doctor yo con este pecho no puedo ir a ningún sitio!!

Contaba mi profesor que la señora en cuestión le mostró una mamas considerables y de buen ver, creo recordar que la palabra que utilizó fue; majestuosas. Con su habitual buen carácter respondió

–          No hay ningún problema, déjelo en mis manos. Podemos realizar la intervención cuando usted desee.

Abreviaré diciendo que la intervención se realizó con la pericia habitual de mi maestro y no hubo ningún contratiempo. Dos días después la paciente acude a su consulta para retirar el vendaje y ver el resultado, quejándose como es habitual de lo que pica y aprieta el vendaje.
El doctor lo corta por la espalda, la reclina y con sumo cuidado va liberando las mamas de su envoltorio. Cuando por fin quedan expuestas y lleno de orgullo le muestra el resultado a la señora esta deja escapar unas lágrimas entre ligeros sollozos, la emoción ante tan buen trabajo…..piensa el cirujano.
Pero no, la distinguida dama quería las mamas más grandes y mi ilustre profesor le había realizado una reducción.

La conclusión es que hay que escuchar más para entender mejor y nunca en medicina dar nada por supuesto.

Gracias profesor.

Dr. Jose Manuel Marquez de Clinica Medicalclass – Tarrasa – Barcelona